El Neoclasicismo: vuelta a la Antigüedad

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Hoy nuevamente retomamos estilos y movimientos artísticos de la historia, y qué mejor que continuar con el movimiento que superó al Rococó, explicado en la anterior entrada de esta sección. Este estilo no sólo lo opacó en popularidad sino también en su permanencia en el tiempo y su influencia en épocas posteriores, marcando un antes y un después al igual que el Barroco. ¡Os presento el Neoclasicismo y su resurrección de lo clásico!

Jacques-Louis David, Los lictores entregan a Brutus los cadáveres de sus hijos, 1789. Óleo sobre lienzo, 323 x 422 cm. París, Musée du Louvre, INV 3693.

El Neoclasicismo fue un movimiento artístico nacido en Francia alrededor de 1760, siendo su surgimiento el motivo de desaparición del Rococó instaurado en la época. Este movimiento surgió a raíz de la Ilustración que comenzó a gobernar el pensamiento popular a partir de mediados del siglo XVIII, y constituye la expresión estética del mismo.

Uno de los puntos clave para el nacimiento de esta expresión artística es la publicación de la Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, el documento ilustrado por excelencia, a manos de los filósofos Diderot y D'Alambert entre 1751 y 1772. Esta obra, compuesta por 17 tomos de textos y 11 tomos de láminas, contó con la colaboración de 140 especialistas y recogía artículos de anatomía, religión, oficios, artes, ciencias naturales, etc. Con este documento se destaca la primacía del pensamiento racional y del progreso a través del conocimiento, características del movimiento ilustrado.

La figura de Diderot fue nuevamente relevante para la creación del Neoclasicismo gracias a su férrea defensa de la voluntad pedagógica del arte y de la responsabilidad social del artista. Conociendo el libertinaje y la frivolidad del Rococó de la época, el discurso de Diderot surgió como un contraataque hacia el estilo de Luis XV, conformando así las bases de un nuevo estilo de la burguesía y el pueblo llano.

Joseph Marie Vien, La vendedora de amores, 1763. Óleo sobre lienzo, 117 x 140 cm. Fontainebleu, Musée National du Château de Fontainebleu, INV 8424.

Los nuevos temas morales y severos que debían protagonizar las obras fueron encontrados en la Antigua Roma y Grecia, destacando obras como las de Plutarco, Tito Livio y Tácito de la Roma republicana y las de Homero de Grecia. Este tipo de obras eran fuente de inspiración para la búsqueda de valores como el patriotismo, el amor filial o la virtud entre otros, que debían transmitirse a la población a través del arte.

El siguiente evento fundamental para el Neoclasicismo fue el descubrimiento de los yacimientos arqueológicos de Pompeya, Herculano y Estabia en Italia, patrocinado por el aún rey de Nápoles Carlos de Borbón y excavados sistemáticamente por el ingeniero militar español Roque Joaquín de Alcubierre. También influyó enormemente el yacimiento arqueológico de Paestum en Grecia y sus templos dórico-arcaicos. Este acontecimiento animó a multitud de eruditos a visitar los yacimientos y estudiarlos, como fue el caso de Winckelmann y Mengs, los cuales defendieron la superioridad de las obras clásicas griegas con respecto a las obras romanas por ser las segundas una "copia" de las primeras. No obstante, estas opiniones no opacaron la popularidad y relevancia de los hallazgos, muchos de los cuales fueron plasmados en grabados como los recogidos en Le Antichità di Ercolano esposte (1757-1792).

Portada de Le Antichitá di Ercolano esposte (1757-1792)
Fuente: Wikipedia

A raíz de estos hallazgos muchos jóvenes aristócratas británicos comenzaron a llevar a cabo un extenso viaje por el continente europeo denominado Grand Tour, el cual contribuyó a la propagación del Neoclasicismo por toda Europa y sirvió como punto de partida para numerosas colecciones de escultura y cerámica clásicas en los hogares de los terratenientes ingleses. Este viaje, donde los jóvenes eran acompañados por un preceptor, comenzaba su itinerario en París y terminaba en Italia donde visitaban ciudades como Venecia, Florencia y Nápoles junto con las excavaciones de Pompeya, Herculano y Paestum. Gracias al Grand Tour también florece una nueva moda de retratos de aristócratas ingleses con antigüedades clásicas, donde destacó especialmente el pintor Pompeo Batoni (1708-1787). A su vez, se fomenta la venta de vedute o vistas de la Antigua Roma creadas por artistas como Giovanni Paolo Pannini (1691-1765) o Giovanni Battista Piranesi (1720-1778), además de las vistas de la Roma moderna y de ruinas imaginarias como las popularizadas por Hubert Robert (1733-1808).

Hubert Robert, Antiguas ruinas usadas como baños públicos, 1798. Óleo sobre lienzo, 133 x 194 cm. San Petersburgo, Museo Hermitage, ГЭ-1262.

Bien es cierto que el Neoclasicismo está muy presente en la arquitectura y la escultura hasta la actualidad, pero en esta ocasión creo que es fundamental centrarse en estudiar la pintura neoclásica. Esto se debe a que, mientras que la arquitectura y la escultura suelen ser una imitación de las formas clásicas mucho más sencilla, la pintura neoclásica profundiza y explora más las ideas de los valores morales que propugnaba Diderot y otros defensores del movimiento, y era el mayor instrumento político y filosófico de la época.

Entendiendo la base propuesta por Diderot se pueden explicar los rasgos principales de la pintura neoclásica, que respondía a esas necesidades filosóficas. Al despreciarse los restos pictóricos romanos por su indecencia y su "baja" calidad técnica, la pintura neoclásica toma como referencia la escultura y relieves, lo cual aportará un fuerte carácter escultórico a las obras. 

Los ornamentos recargados que primaban en el Barroco son totalmente eliminados en el Neoclasicismo para dar lugar a una característica sencillez y claridad en la composición. La línea y el dibujo predominan sobre el color, más apagado, y la perspectiva y composición son matemáticamente calculados para una impecabilidad propia del gusto por la razón. Las temáticas predilectas, como se aprecia fácilmente, son las de carácter histórico y mitológico, tomando episodios de obras clásicas como las mencionadas anteriormente. Sus personajes, vestidos a la antigua, expresan sus pasiones de manera contenida y poco perceptible en su rostro, y son contextualizados en un entorno de gran rigurosidad arqueológica. No obstante, no todas las obras recreaban episodios clásicos sino que representaban las virtudes morales a través de escenas modernas como lo hacía el pintor Jean-Baptiste Greuze (1725-1805).

Jean-Baptiste Greuze, El hijo castigado, 1778. Óleo sobre lienzo, 130 x 163 cm. París, Musée du Louvre, INV 5039.

En lo que respecta a pintura neoclásica, los artistas franceses de nuevo destacan excepcionalmente en el panorama europeo con diferentes estilos y temas:

  • Joseph Marie Vien (1716-1809): principal precursor de Neoclasicismo y primer pintor de cámara de Luis XVI. Tras ser admitido en la Academia en 1754, formó su propio taller donde fue maestro de David.
  • Hubert Robert (1733-1808): amigo del pintor Fragonard y uno de los pintores de paisajes y ruinas clásicas más aclamados. Fue el conservador de la colección de Luis XVI y uno de los primeros directores del Louvre. Especialmente conocido por sus vistas imaginarias de la Grand Galerie del Louvre en ruinas.
  • Jean-Baptiste Greuze (1725-1805): alumno del pintor Natoire y el máximo representante de la corriente sentimental-moralizante. Sus obras, que enseñaban las virtudes domésticas en escenas de género dramáticas, fueron muy elogiadas por Diderot.
  • Anton Raphael Mengs (1728-1779): amigo de Winckelmann, defendió las teorías sobre el arte griego de su amigo y creó sus propias teorías desde la perspectiva de un artista, aplicándolas en sus obras. Trabajó como pintor para el rey Carlos III de España.
  • Louise-Elisabeth Vigée-Lebrun (1755-1842): alumna de Greuze y Vernet y retratista oficial de la reina María Antonieta. Fue una de las primeras mujeres artistas admitidas en la Academia, y sus retratos llenos de sentimentalismo y dulzura le proporcionaron una fama enorme y encargos provenientes de otras cortes como la de Catalina II de Rusia.
  • Jacques-Louis David (1748-1825): alumno de Boucher, Vien y Natoire y máximo exponente de la pintura neoclásica en Europa. Su gran facilidad para el dibujo y su pasión por el activismo político se fusionaron dando lugar a obras históricas y mitológicas de una increíble calidad donde apostaba por los valores revolucionarios y civiles. También fue el retratista oficial de Napoleón durante su gobierno.
Elisabeth-Louise Vigée-Lebrun, Retrato de Germaine de Stäel como Corinne en Cabo Misène, 1809. Óleo sobre lienzo, 139,8 x 125 cm. Ginebra, Musée d'art et d'histoire, 1841-0003.

A pesar de su gran popularidad, los tiempos y gustos están en constante cambio y, tras el Imperio napoleónico, el Neoclasicismo comenzó a desvanecerse poco a poco alrededor de 1820. Sin embargo, su influencia estaba muy presente en la formación del siguiente gran movimiento y sus artistas: el Romanticismo. Aunque plagado de mensajes políticos debido a la Revolución francesa que estaba candente en la época, la filosofía ilustrada proporcionó a este estilo unas características únicas y con un enorme significado a nivel social. Gracias a las grandes aportaciones de los artistas neoclásicos, en la actualidad podemos admirar lo clásico desde una perspectiva diferente además de conocer el pensamiento y las preocupaciones trascendentales de la sociedad de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.


¡Hasta aquí llega la entrada de hoy! Espero que hayas aprendido algo nuevo hoy y haya conseguido familiarizarte con lo fundamental de este bello estilo. Si te gustaría ver un análisis de algún artista u obra neoclásica no dudes en decírmelo en los comentarios.

¡Un saludo y hasta pronto! 


FuentesHistoria Arte (HA!) - Neoclasicismo

Honour, H. (1982). Neoclasicismo. Xarait.

López Castán Á., Artes visuales de los siglos XVIII y XIX (comunicación personal), 2021, Universidad Autónoma de Madrid.






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